HOPE CHILDREN'S FOUNDATION

Steven y su familia

Desde el primer momento en que conocí a esta familia, sentí su amor y su compromiso con la causa que habían decidido abrazar, Hope Children’s Fundation. Nos recibieron con los brazos abiertos y con unos corazones esperanzados.

Me sentí apoyada, cuidada y rodeada de personas que trabajaban por una causa noble y justa. Fue una experiencia inolvidable que me enseñó el verdadero significado de la hospitalidad y la generosidad.

Nuestro alojamiento era en la propia casa del fundador de la Fundación, el Sr. Kayemba. Allí convivimos con Doreen, Alex, Gideon, Mimi y el Sr. Kayemba. Cada mañana Steven (hijo del Sr. Kayemba) venía a buscarnos para llevarnos al proyecto. También veíamos caras nuevas de personas que iban y venían a casa, se quedaban a jugar, a comer, a rezar, y hasta a dormir a veces. Poco a poco entendimos que todos ellos formaban parte de esa gran familia, y que el vínculo familiar no sólo lo llevaban en la sangre, pues alguno de ellos habían sido acogidos y rescatados en algún momento. En este momento empezamos a entender el significado de la filosofía ubuntu, aquella que predica la solidaridad y la cooperación entre las personas.

Ellos no solo nos enseñaron sobre su labor en la Fundación, sino que también nos abrieron las puertas de su hogar y de su cultura. Nos mostraron algunos de sus platos típicos, nos enseñaron algunas palabras en su idioma “el luganda”, nos llevaron a su Iglesia, caminamos y recorrimos sus calles y mercados, y nos mostraron a algunas de las familias más vulnerables de Matugga.

Gracias a Steven en especial, coordinador de la fundación, por su paciencia, su generosidad y su constancia. A Doreen, madre de la pequeña Mimi y que con tan sólo 19 años nos cocinó y atendió con ese gran don de madre que ya había desarrollado. Gracias a Alex y a Gideon por sus largas charlas, y por mostrarnos sus ganas de aprender y salir adelante, y por sus oraciones para que llegáramos sanas y a salvo a casa cada día.

Y gracias al Sr. Kayemba por haber creado este lindo proyecto. El cual me demostró que a pesar de no vivir en condiciones óptimas, el corazón de la gente en Uganda es tan grande que siempre encuentran una manera de dar y pensar en los demás, especialmente en aquellos que son aún más necesitados.