Hace 10 años en un viaje que hice a Kenya y Tanzania, supe que tenía una deuda pendiente conmigo y con aquellas personas. No fue sino hasta febrero del 2023 cuando el universo conspiró a mi favor, y me quedé sin trabajo, justo cuando mis días y mi trabajo carecían de propósito.

Decidí entonces dejar mi zona de confort para irme de voluntaria a Uganda. En ese momento, no sabía lo que me esperaba, pero estaba segura de que algo en mi interior me impulsaba a ir.

Tuve la gran suerte de que al compartir mi decisión con mi compañera de trabajo y amiga Livi (a quien también habían despedido), ésta no dudó ni un segundo en apuntarse. Me alegré muchísimo, ya que iba a ser maravilloso tenerla como compañera de viaje y de aventuras. No solo pudimos compartir momentos únicos e inolvidables juntas, sino que también nos ayudamos mutuamente en momentos de dificultad, y nos apoyamos para hacer una diferencia positiva en la comunidad en la que estuvimos trabajando.

No voy a negar que durante mi voluntariado pasé por todo tipo de emociones, desde la felicidad hasta la tristeza, la frustración y la incertidumbre. Pero, en cada una de estas experiencias, encontré algo que me dejó una huella imborrable en mi corazón. A través de este blog, quiero compartir contigo esas experiencias, las cuales me enseñaron mas de lo que imaginé sobre el amor, la resiliencia y la solidaridad.