Hoy fuimos a conocer a la abuela Joyce, llegamos a su casa después de montar en una furgoneta taxi y un boda boda (moto taxi) cerca de 1 hora. A todas estas con una maleta grande llena de ropa y en una moto, ya se podrán imaginar.

Al llegar, había una gran casa derruida. A un lado, una gran pila de ramas de madera de árboles, con niños jugado a su alrededor y una cabra atada que iba de un lado a otro. La casa por dentro parecía un lugar olvidado por el tiempo. Las paredes eran de barro, dentro estaba ella en un sofá hecho trizas, sobre un suelo de tierra, con paredes y techos que se caían a pedazos, un armario lleno de polvo, unos carteles amarillentos y rotos pegados a la pared, y una gallina jugueteando entre sus piernas. Allí en el sofá estaba ella, descalza con sus pies sobre la tierra y con una muleta hecha de madera a su lado.

Nos presentamos, menos mal que Gideon estaba con nosotras y nos traducía lo que decía, pues ella no hablaba inglés. De una habitación salió una señora que era su hija, que también vivía en aquel sitio. Hablamos un rato, y la abuela nos contaba un poco sobre ella y los niños que acogía.

En aquel salón, con sillones rotos y sucios, había una alfombra desgastada y empolvada. Allí, era donde dormían los niños que está mujer recogía de la calle. En aquel momento habían 7 niños, y habían 2 más que aún estaban en la escuela. Ella los mandó a llamar y entraron a la casa a conocernos. Abrimos la maleta y empezamos a repartir la ropa donada que habíamos traído, intentamos ver qué le servía a quien, de manera de que todos se llevaran algo. En ningún momento se pelearon o se mostraron molestos de no haber recibido lo que querían, al contrario, estaban super contentos de haber recibido una camisa limpia y casi nueva, unos bermudas o unos zapatillas.

Ese día me quedé con la estampa de aquella mujer y aquel lugar donde vivía. De aquellos niños que en algún momento perdieron todo y que tuvieron la dicha de encontrarla y ser cuidados por ella. Aquella mujer era una persona de increíble resiliencia, quien había dedicado su vida al servicio. Ella es un claro ejemplo de cómo se puede vivir con lo mínimo y aún así ayudar a los menos favorecidos.